16 ene 2012

Rescatando a Edwin Sutherland

Hace ya varias décadas que se ha visto aparecer un libro (que ahora no se ve ni se lee) de un autor casi desconocido para la Criminología de antaño. El libro era “Delitos de cuello blanco”, de E. Sutherland. Un libro que tenía más de periodístico que de científico; o al menos eso se dijo del mismo en su momento.
Lo cierto es que dicho libro ha producido un quiebre copernicano en la Historia de la Criminología, principalmente por poner en duda y criticar (más desde el sentido común, tal vez, que desde la ciencia) las posturas del positivismo criminológico.
Ahora bien, no creo que la finalidad del libro de Sutherland fuera precisamente esa: la crítica al positivismo. Más bien, y teniendo en cuenta la fecha de escritura y posterior publicación, la crítica iba dirigida a Merton y su teoría de la anomia. Esa tensión entre fines y medios de la que tanto se ha hablado.
La postura de Sutherland dejó sobre la mesa algo que se venía padeciendo pero no se comentaba, ni muchos se analizaba: la criminalidad de cuello blanco; los delitos de los poderosos; el crimen sin sangre sin una víctima claramente identificable. Es así que el autor criticó al positivismo criminológico, alegando que las causales que se proponían para explicar la criminalidad, no eran aplicables a todas las tipologías de delincuentes, y mucho menos a la criminalidad de cuello blanco.
Hoy, casi 70 años después de la publicación de ese libro, la criminalidad de cuello blanco sigue siendo un tema cuasi tabú en nuestra sociedad. La persecución penal se diluye en ese entramado delincuencial borroso, pero no por eso menos indignante ni macabro en relación a otros tipos de delitos.

10 ene 2012

El emergente de una problemática en ascenso

LA MAYORIA DE LAS MUJERES QUE IBAN A PROSTIBULOS DE MEXICO ERAN ARGENTINAS

Las pruebas de la red de trata
La denuncia publicada ayer por Página/12 fue ratificada ante distintos medios por la hija del ex agente de la SIDE. La organización regentea prostíbulos en Buenos Aires y en Cancún. La Justicia empezó a investigar.

Por Raúl Kollmann (Página/12)

La denuncia de Lorena Martins contra su padre, Raúl Martins, por trata de personas y cohecho respecto de jefes policiales y jefes del área de Control del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires recayó en la fiscalía que está a cargo de Gerardo Pollicita. El fiscal le debe requerir al juez Norberto Oyarbide la investigación de todos los nombres y montos de dinero que se pagaron como coimas, datos que Lorena pudo recabar en los últimos seis meses, en que tomó contacto con la organización de prostíbulos en Buenos Aires y Cancún, propiedad de su padre. Martins fue oficial de la SIDE durante 13 años y su hija ya declaró ante la Unidad Fiscal de Atención a los Secuestros Extorsivos (Ufase), especializada en trata de personas, que conduce Marcelo Colombo. Allí reveló cómo se llevaban a las chicas argentinas a México: “La mayoría de las chicas que estaban en The One, el único prostíbulo de la zona turística de Cancún, eran argentinas. Las llevaban allá y las quebraban. Algunas, muy pocas, eran brasileñas. La mayoría, argentinas”, contó ayer Lorena en Radio Del Plata.

No bien el fiscal requiera la instrucción del expediente, se presentará a declarar una mujer que trabajó con Martins, fue llevada a México y vivió todo el proceso que el ex agente de la SIDE denomina “quebrar a las chicas”. Les pagan el pasaje, les aseguran que serán modelos o recepcionistas, les prometen mucho dinero y cuando llegan a Cancún empiezan por quitarles el pasaporte, luego las dejan sin vivienda, las endeudan y de esa manera se hace la presión para que vayan ejerciendo distintos grados de prostitución. Al principio sólo en bailes, luego bailes con erotismo, el siguiente escalón es el sexo oral y finalmente “el pase” a la habitación. Impresiona ver las planillas en las que se habla de cada uno de esos servicios realizados por cada chica. Lorena las aportará a la causa judicial. También otras planillas en que se les deduce plata a las mujeres por multas: una de las fallas más graves es darle el teléfono a un cliente.

Raúl Martins vive actualmente en Cancún, pero Migraciones de ese país resolvió expulsarlo justamente por las acusaciones por trata de personas. Lorena declaró a la Justicia que su padre mantiene un estrecho vínculo con Los Zetas, un temible cártel de narcotraficantes. Y en las denuncias aparecidas en aquel país, políticos de distinto signo se acusaban entre sí por darle protección. Lo cierto es que Martins logró parar la expulsión presentando numerosas apelaciones a la Justicia y, según el diario Reforma, todavía rige una de esas apelaciones. Por esa razón, Martins no puede dejar México: en caso de hacerlo no podría reingresar.

La hija del dueño de los prostíbulos resolvió denunciarlo a raíz de que Martins abandonó a su familia –su esposa y tres hijos–, por lo cual Lorena decidió acercarse a la organización que lidera su padre y desde marzo pasado recabó datos sobre la forma de funcionamiento y ahora los presentó a la Justicia. Su abogado, el ex secretario del juez Juan José Galeano, Claudio Lifschitz, entregó un primer escrito a la Ufase y luego Lorena estuvo declarando durante varias horas. La decisión del fiscal Colombo fue enviar el expediente a la Cámara Federal, que procedió al sorteo de rigor y la causa quedó en manos de Oyarbide, quien conoció a Martins en 1999, hace ya 13 años. Habrá que ver si el magistrado da un paso al costado o si decide investigar él mismo. Por de pronto, Colombo ordenó que Lorena sea custodiada ya que, además, fue víctima de una tentativa de homicidio a fines de octubre.

En su primera declaración, a Lorena Martins no le pidieron ni dio detalles de los arreglos que los hombres de su padre en la Argentina mantienen con distintos comisarías y dependencias de la Policía Federal. Es que la Ufase se concentra en la investigación de trata de personas y no en el cohecho. Lo cierto es que Lorena dice que está dispuesta a aportar los nombres de los comisarios a los que se les pagaría, quién entrega el dinero y quién lo recibe. Asegura incluso que conoce los nombres de los jefes policiales que se negaron a entrar en el juego. No bien el fiscal Pollicita requiera la instrucción del expediente, la joven se presentará con esos datos y pruebas escritas.


Comentario:

El año pasado (2011) la Procuración General de la Nación elaboró un protocolo de actuación para que los fiscales puedan perseguir penalmente de una manera más eficaz y eficiente este tipo de delitos.
Ya hace varios años, un escritor pasado al olvido (Aldous Huxley) escribió un clásico de la literatura universal (Un mundo feliz) donde las personas eran empujadas, en una sociedad consumista por excelencia, a consumir a sus pares a través de la actividad sexual. Obviamente, la connotación buscada en la obra no era económica, sino sólo se quería eliminar los lazos afectivos que podían llegar a unir a los parteneres.
Ahora bien, varias décadas más tarde, la proliferación del consumo de personas, la cosificación del otro, y la ubicación del mismo como un objeto, mercancía, propiedad privada, es un delito y una tendencia que va en aumento. La reacción penal estatal es una pata para tratar la problemática, pero considero que no debe reducirse sólo a este ámbito la intervención del Estado.
Ya Garland podría iluminarnos con algunos de sus pensamientos. Ya Wacquant nos podría decir que es un fenómeno enteramente del neoliberalismo. Lo cierto es que la trata de personas (manifestada de la forma que sea) podría convertirse en el delito por excelencia del Siglo XXI.
Sería interesante, por otro lado, que se empiece a hablar de los que hacen uso y sostienen esta actividad delictiva, porque desde ya existe, porque hay personas que lo consumen.