Crímenes de lesa humanidad
Condenaron a 9 años de prisión a guardiacárcel por torturas
Pedro César Guerrero prestó servicios en la Unidad Carcelaria Nº 9
Pedro César Guerrero, ex penitenciario de la U9, fue condenado a 9 años de prisión por tormentos cometidos contra presos políticos de aquella cárcel durante la última dictadura cívico militar. La pena no fue bien recibida por quienes fueron a escuchar la sentencia en la tarde noche de ayer al edificio de los tribunales federales ubicados en 8 y 50.
El ex agente del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) fue condenado por el Tribunal Oral federal I platense que integran los jueces subrogantes Jorge Eduardo Chávez, Mario Gabriel Reynaldi y Héctor Carlos Acuña. En la lectura del veredicto, los jueces consideraron que el ex penitenciario cometió ese delito en 7 casos, por lo que lo cual le impusieron la pena mencionada.
Militantes por los derechos humanos, familiares de las víctimas y sobrevivientes detenidos en la U9 que presenciaron la lectura de la sentencia expresaron su disconformidad con la condena. Todos consideraban que debía caberle la pena máxima. “Es una vergüenza el fallo y el fiscal. Cómo te salvaste asesino”, gritaron a la cara a Guerrero al término de la lectura. A la salida, cantaron “como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”.
El ex agente del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) fue condenado por el Tribunal Oral federal I platense que integran los jueces subrogantes Jorge Eduardo Chávez, Mario Gabriel Reynaldi y Héctor Carlos Acuña. En la lectura del veredicto, los jueces consideraron que el ex penitenciario cometió ese delito en 7 casos, por lo que lo cual le impusieron la pena mencionada.
Militantes por los derechos humanos, familiares de las víctimas y sobrevivientes detenidos en la U9 que presenciaron la lectura de la sentencia expresaron su disconformidad con la condena. Todos consideraban que debía caberle la pena máxima. “Es una vergüenza el fallo y el fiscal. Cómo te salvaste asesino”, gritaron a la cara a Guerrero al término de la lectura. A la salida, cantaron “como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”.
ULTIMAS PALABRAS. Horas antes, la defensa de Guerrero pidió la absolución por los hechos atribuidos durante la violenta requisa del 13 de diciembre de 1976. “Hemos escuchado 12 personas que estuvieron en la Unidad 9 el 13 de diciembre. Sólo dos dijeron haberlo visto. Otros 10 no lo vieron”, manifestaron frente al tribunal que luego lo condenaría.
El propio Guerrero hizo, además, uso de su derecho a últimas palabras. “Me parece que he tenido seguridad jurídica. No puedo decir que haya sido así antes, cuando se me han violado todos los derechos (…) Ustedes están obligados, quizás, a dictar una sentencia. Una sola pregunta me hago: las querellas ¿qué me reclaman? ¿Qué acto heroico me están pidiendo que hiciera en ese momento? Era totalmente apolítico en esa época. Así lo dejó claro Bloga (un testigo) que dijo que no lo interrogué sobre política. Entiendo la función del fiscal y lo respeto. No así a las querellas”.
El fiscal federal Rodolfo Molina, en tanto, había pedido 10 años de prisión y las querellas 14. En su alegato, el fiscal dio por probado que Guerrero participó de la requisa que se realizó el 13 de diciembre de 1976 “en la que fueron brutalmente golpeados los internos que se encontraban en esa unidad carcelaria”.
El propio Guerrero hizo, además, uso de su derecho a últimas palabras. “Me parece que he tenido seguridad jurídica. No puedo decir que haya sido así antes, cuando se me han violado todos los derechos (…) Ustedes están obligados, quizás, a dictar una sentencia. Una sola pregunta me hago: las querellas ¿qué me reclaman? ¿Qué acto heroico me están pidiendo que hiciera en ese momento? Era totalmente apolítico en esa época. Así lo dejó claro Bloga (un testigo) que dijo que no lo interrogué sobre política. Entiendo la función del fiscal y lo respeto. No así a las querellas”.
El fiscal federal Rodolfo Molina, en tanto, había pedido 10 años de prisión y las querellas 14. En su alegato, el fiscal dio por probado que Guerrero participó de la requisa que se realizó el 13 de diciembre de 1976 “en la que fueron brutalmente golpeados los internos que se encontraban en esa unidad carcelaria”.
QUIÉN ES. Durante la última dictadura, Guerrero se desempeñó como guardia de la unidad penal 9 de La Plata, cuyos detenidos lo apodaban “El Loco” y “el sátiro de la zapatilla”, ya que una de las modalidades de tortura consistía en “golpear con una zapatilla la planta de los pies de los presos de manera intermitente”.
Así lo relataron los detenidos en el juicio que se realizó el año pasado, donde 14 penitenciarios de la Unidad 9 fueron condenados por delitos de lesa humanidad.
Guerrero no pudo ser juzgado en ese juicio porque permaneció dos años prófugos y al ser detenido ya estaba cerrada la instrucción contra los 14 penitenciarios, no aceptando el Tribunal incorporarlo ya iniciadas las audiencias.
Durante la dictadura, la U9, ubicada en las calles 76 entre 9 y 11, funcionó como un centro de detención legal en el que se albergaron a presos comunes y políticos que eran “blanqueados” al ser puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, a pesar de lo cual no cesaba la aplicación de torturas.
Guerrero fue separado del SPB recién en 2004, cuando ocupaba la jefatura del penal de Dolores.
Dos presos denunciaron que los había contratado para matar al camarista de San Isidro Fernando Mariotto y al fiscal general de San Martín Luis María Chichizola, a cambio de drogas, visitas de familiares y mejoras en su situación.
Así lo relataron los detenidos en el juicio que se realizó el año pasado, donde 14 penitenciarios de la Unidad 9 fueron condenados por delitos de lesa humanidad.
Guerrero no pudo ser juzgado en ese juicio porque permaneció dos años prófugos y al ser detenido ya estaba cerrada la instrucción contra los 14 penitenciarios, no aceptando el Tribunal incorporarlo ya iniciadas las audiencias.
Durante la dictadura, la U9, ubicada en las calles 76 entre 9 y 11, funcionó como un centro de detención legal en el que se albergaron a presos comunes y políticos que eran “blanqueados” al ser puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, a pesar de lo cual no cesaba la aplicación de torturas.
Guerrero fue separado del SPB recién en 2004, cuando ocupaba la jefatura del penal de Dolores.
Dos presos denunciaron que los había contratado para matar al camarista de San Isidro Fernando Mariotto y al fiscal general de San Martín Luis María Chichizola, a cambio de drogas, visitas de familiares y mejoras en su situación.
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